Thursday, June 01, 2006

Tecnofobia
la inconformidad ante el cambio

La naturaleza humana es a lo sumo creativa, dinámica, se encuentra en constante cambio y movimiento dentro de su misma estructura establecida. Desde la antigüedad, la necesidad de satisfacer determinadas carencias llevo a la creatividad a un proceso evolutivo que culminaría con la creación de determinadas técnicas que pretendían solucionar los problemas. Cuando hacia frió, se cubrían con pieles, por lo que diseñaron y crearon herramientas para curtir la piel. Cuando había que cocinar algo había que prender fuego, por lo que idearon maneras de prender la paga o mantener avivado una fogata. Con el transcurso de los milenios y centurias, estas técnicas se han ido mejorando gradualmente a la par que se incrementaba nuestro conocimiento de la naturaleza. Las técnicas iban acorde de interpretaciones sistemáticamente abstractas de la naturaleza.

El conocimiento científico es la clave de ello. El progreso va ligado con los avances y descubrimientos de las leyes que rigen nuestro entorno. Cada nueva idea genera aportaciones, y cada nuevo descubrimiento genera ventanas hacia mundos nuevos dispuestos a ser explorados para extraer de ellos todo el conocimiento posible. No es por ambición, si no por simple instituto. El ser humano quiere más y más. Cuando una persona tiene riquezas, ya sean materiales o culturales, simplemente quiere una cosa: más riqueza.

Allí es donde radica el problema.

El convencionalismo del ser humano es un lastre para el progreso. El temor a los nuevos cambios o los nuevos descubrimientos frenan el progreso de la humanidad como especie. El avance tecnológico es visto por muchos como un reflejo desmedido de la ambición humana por descubrir cosas que no le corresponde. Algo así como una violación a la integridad intima de la naturaleza. La ruptura de la monotonía y el sometimiento a un cambio forzado por la misma sociedad es vista como una amenaza. La gente, en su inconciente, quiere y prefiere seguir viviendo en su rutina. En un mundo utópico en el que esta todo arreglado y viven felices. Los avances tecnológicos son vistos como una incursión nueva que diezma esa rutina y obliga al cambio.

En la última década se han formado grupos manifestantes en contra de los avances tecnológicos. Argumentan que es una amenaza para la humanidad el estar incorporando cambio tras cambio en nuestras vidas. Se generan temores infundados, ideales pseudocientíficas que no hacen otra cosa más que fomentar miedo y falsas creencias. Hay quienes argumentan que la encender un acelerador de partículas se corre el riesgo de morir en una explosión nuclear. Que al alimentarse con alimentos transgénicos no solo violas la llamada Ley Natural, si no que se destruye uno a si mismo ingiriendo cosas que no son naturalmente estables. Se dice que los satélites generan cambios orbitales en el equilibrio gravitatorio de la tierra. Que los cables de alta tensión causan cáncer. Que los hornos de microondas pudren el cerebro, entre otras tantas idioteces. Todo ello no es más que prejuicios generados por la intolerancia. Como diría un amigo, no son más que muestras evidentes de su violenta ignorancia.

El progreso científico no es mas el avance de nuestra calidad humana. Nada de lo que dicen los tecnófobos –aquellos quienes temen al cambio y avance tecnológico- esta fundamentado. Los perjuicios son muestras creadoras de inconformidad y complejos absurdos cuya cuna es la ignorancia y la incomprensión. Solo la comprensión en la ciencia y la aceptación de los conocimientos de la naturaleza nos llevaran a una mejor calidad de vida. La ignorancia es la destructora de esta calidad generando miedos e inconformidad aunque parece estar inherente en el espíritu humano por siempre.
Eduardo Ibarra

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